De acuerdo a mi experiencia pienso que se debería hacer un estudio de métodos y tiempos a fin de analizar el tamaño ideal de las instituciones del estado que permitiera una administración más eficiente y eficaz, esta es la única forma de llevar dichas instituciones a un correcto funcionamiento y evitar que el sistema tributario mantenga un sistema inútil y burocrático donde las cuotas burocráticas originadas de favores políticos, rellenan las instituciones de individuos acostumbrados a usar las palabras NO SE PUEDE como parte de sus hábitos diarios de trabajo, denotándose una falta de profesionalización en la función pública, hecho que hace que el régimen político sea visiblemente inoperante .
Las instituciones en mi concepto deben estar en dirección de personas con capacidad de adaptación al cambio, que conlleven a una modernización de las mismas de manera progresiva, cuyo objetivo sea conseguir un mejoramiento continuo en el cumplimiento de los fines del estado y de esta manera llegar al tamaño de institución adecuada que permita obtener un verdadero balance entre poder, dominio y gobernabilidad de la institución, desarrollando así políticas claras con objetivos específicos y análisis de tiempo a fin de alcanzar una composición del estado en forma tal que el ciudadano común se beneficie de los tributos del pueblo al sistema político, que se satisfagan los intereses públicos de modo inmediato y funcional.
De otra forma la ausencia de cambios en estas variables, como lo es la indiferencia social de la clase dirigente en Colombia forja el inconformismo del pueblo, circunstancia que atrae la violencia, ejemplo claro de ello la formación de las guerrillas en la década de los 50 como consecuencia del abandono del estado a la población vulnerable, por cuanto mientras este incrementa su funcionamiento burocrático, la sociedad sufre la apatía del estado visualizándose el desacuerdo con las políticas gubernamentales y aumento de la represión.
Para nadie es un secreto que sin economía no puede pensarse en un funcionamiento óptimo del sistema político, por esta misma razón y teniendo en cuenta que los recursos que sostienen estas instituciones políticas provienen de los recursos captados por el pueblo a través del sistema tributario, estas mismas deberían ser un modelo ejemplar del servicio a su comunidad, trabajando de manera eficiente para un mejoramiento continuo y generar satisfacción al usuario final que en este caso es el ciudadano común.
El modelo Populista donde el estado es el principal empleador conduce a sistemas políticos exageradamente ineficientes por su tamaño que los hacen regímenes burocráticos inmanejables que afectan el buen desarrollo organizacional con la insatisfacción por parte del ciudadano común que al final es el único que aporta los recursos para mantener este sistema.
El estado es soberano y el único que tiene el poder administrativo para tomar el control, regular y modificar los procesos en las instituciones y así lograr unos objetivos claros, que realmente tengan un cambio en la sociedad a beneficio de sus miembros; para alcanzar dichos objetivos se requiere de capacidad de liderazgo que efectúe verdaderas transformaciones de fondo y actitud para llevarlos a cabo e incorporarlos dentro de las instituciones.
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